En esta entrada escribiré sobre
la anatomía del siluro, el más grande entre los depredadores europeos de agua
dulce. Ahora mismo en auge en nuestro país, llegando e incluso sobrepasando ya
la friolera de 2,50 metros en Zaragoza y
hasta 2 metros en Extremadura.
Es un pez muy fácil de
identificar, aunque a temprana edad es muy parecido al pez gato negro, de hecho
cuando pescaba siluros por “accidente” los confundía habitualmente; cosas de
niño y a la vez poco experimentado pescador. A modo de apunte, debo añadir que
desde hace unos 3 años el pez gato negro ha desaparecido prácticamente de la
cuenca del Tajo, por lo menos en las zonas que suelo y solía pescar, lógico al
pensar que uno es una copia del otro a menor escala y se mueven por las mismas
zonas. Antes era imposible pescar con asticot o lombriz, era una picada tras
otra de peces gato, lo que nos hacía usar cebos vegetales para evitarlos y ya
en este pasado 2015 no vi ningún
ejemplar.
El siluro se identifica,
principalmente, por su aleta anal extremadamente larga, prácticamente la mitad
de su longitud total y 2 barbillones desarrollados uno a cada lado de su
mandíbula, otros 4 más cortos orientados hacia abajo lo que le da un total de
6, los cuales usa para tantear los fondos en busca de alimentos y a modo de
“antenas” para localizar presas. Todo esto unido a un olfato excepcional. Hablando
de su mandíbula es de unas dimensiones enormes en relación a su tamaño, la cual esta
provista de 2 placas óseas una arriba y
otra abajo de lado a lado de la boca, llenas de cientos de minúsculos dientes
orientados hacia su interior que a priori no parecen peligrosos, pero por
experiencia propia sé que cortan y bastante. Por tanto, es muy aconsejable manipularlos con guantes. Ya
prácticamente pegado a su garganta tiene otras 2 parejas óseas, una pareja
arriba y otra abajo que el siluro usa a modo de cierre o apertura hacia su
garganta para evitar definitivamente que la captura escape.
En cuanto a la visión, se podría decir
que no es su fuerte ya que posee unos ojos minúsculos. No es un pez que se base
en la vista mayoritariamente para cazar, como el caso del lucio y lucioperca,
ya que tienen una visión y una disposición
de los ojos muy superior a la del siluro. Teniendo más relevancia el color de
los señuelos en estos depredadores.
Su piel esta desprovista de escamas y muy bien
protegida por una espesa mucosa que le previene de infecciones. El color varía
mucho en cuanto a su localización, alimentación, época del año, lugares que
frecuenta, etc... De hecho en la cuenca del Tajo he diferenciado 3 libreas:
1. La
más común es mayoritariamente negra con unos jaspeados en escalas de grises
acabando en blanco por la zona inferior. Seguramente debido a que se mueven más
bien en las profundidades.
2. Otra muy parecida a esta pero con un rojo
oscuro franqueando todas las aletas. Pienso que esta coloración se debe a un
alto consumo de cangrejo rojo, ya que estos suelen ser individuos jóvenes.
3. Por último, una más parecida a nuestro vecinos
del norte, en Zaragoza; siendo este color mucho más claro teniendo una imagen dorada parecida a la arena. Estos ejemplares pasan mucho tiempo en arenales y
a menos profundidad que otros ejemplares.
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