miércoles, 2 de marzo de 2016

La pesca al currican desde kayak.



Esta entrada iba a tratar sobre los señuelos duros y el curricán, pero viendo lo extenso del artículo he decidido separarlo en 2 partes: Los señuelos duros y la pesca al curricán. Por tanto, en la entrada de hoy trataré el segundo aspecto.
                                 
Esta modalidad la suelo poner en práctica mientras voy de un puesto a otro o simplemente que me apetece pescar esta técnica ese día, ya que para mí, esta forma de pesca es la más relajante y con la cual disfruto más de los paisajes extremeños. La verdad que da grandes sorpresas. Es una pesca más intrigante que el clonk, ya que de esta forma puede entrar un siluro, una lucioperca, un bass, un lucio e incluso barbos. Es decir,  es una técnica que abarca gran diversidad de especies de cualquier especie y tamaño.
                                                     
El curricán es una técnica idónea para empezar en el mundillo de la pesca desde kayak,  ya que apenas  hace falta material, de hecho, ni siquiera sonda. Únicamente hay que dejarse guiar por lo que te dice el terreno. Por ejemplo, al ver una lengua de tierra adentrándose hacia el agua es lógico que nos abramos para evitar enganches, también hay que conocer bien qué señuelos llevamos y cuánto profundizan. Si pescamos en arenales ayuda mucho dejar que toquen fondo, esto atrae muchísimo a los depredadores; por el contrario, si pescamos zonas rocosas o con vegetación hay que tener más cuidado.
                                                      
Hay que reconocer que es una técnica fácil, muy recomendada para niños y principiantes en la pesca. Obviamente, hay épocas mejores que otras para tener garantías de captura, normalmente es en primavera cuando los depredadores se acercan a las orillas. También tiene pequeñas variaciones en las capturas, dependiendo de la forma y el ritmo en el que nos movamos. Por ejemplo: los siluros los he cogido a muy poca velocidad, incluso parando unos instantes. Y en cambio a mayor velocidad, con señuelos pequeños y zigzagueando he tenido mejores resultados en basses y barbos. En cuanto a luciopercas normalmente las he cogido con señuelos de gran profundidad y colores llamativos.

Es aconsejable llevar un “perrillo”, este se elabora fácilmente con unos trozos de cadena fina, un mosquetón, una anilla y tantos metros de cuerda como profundidad pesquemos, esto salva la mayoría de enganches en rocas. Su funcionamiento es simple, se pasa la línea de pesca por el mosquetón y perfectamente vertical al enganche se dejan caer el perrillo hacia el señuelo. Una vez abajo, jugamos con ambas cuerdas (línea de pesca y cuerda del perrillo) y así las cadenas acabaran enganchándose en algún anzuelo de nuestro señuelo, pudiendo así, en la mayoría de los casos, alzarlo de nuevo a nuestra mano.
                                     

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